El director de «Milagro», junto a Cynthia García, se refirió al próximo estreno de la película sobre los 1000 días de cautiverio de la presa política de cómo se gestó su realización. «Estamos tratando de generar un aporte a esta lucha de pareceres donde los dueños de los micrófonos vienen ganando hace mucho», aseguró Martín Adorno en declaraciones al programa «Hijos de 30 000» de la FM UNLP.
«Yo le pedí a Cynthia que se sume como conductora, además de como productora, porque es una de la voces más autorizadas porque estuvo desde el principio con Milagro. Además, ella es tucumana y tiene un conocimiento muy profundo de lo que es ser mujer y hacerle frente a determinados esquemas de poder. Ella aceptó con gusto y a partir de ahí arrancamos un trabajo muy intenso entre los dos», comentó durante la entrevista.
«Hablamos con Peteco Carabajal para que nos haga la música y el nos cedió una pieza que había hecho para Milagro y después hizo varias cosas más», agregó.
Sobre la película, Adorno afirmó que «el rodaje (fue) muy ‘como se puede’, porque la circunstancias de cada momento fueron increíblemente variables. Por ejemplo, uno de los viajes que hicimos hace dos meses coincidió con el momento en que Milagro se intoxicó: y ahí empezaron los traslados y las entrevistas que estaban pautadas no se pudieron hacer, y fueron muchas horas de angustia y espera, con toda la gente del Poder Judicial y de la Policía hostigándonos»
«Fue muy difícil, pero estamos muy contentos porque, en definitiva, estamos tratando de generar un aporte a esta lucha de pareceres donde los dueños de los micrófonos vienen ganando hace mucho», resaltó.
El objetivo del largometraje, reveló, es «generar una narrativa en donde se vea a Milagro como es: bastante simple y llena de humanidad, y a partir de ahí ir reconstruyendo la historia de la Túpac».
En tanto, sobre la experiencia personal que implicó la filmación, reconoció que «lo que más nos impactó es ese de poder real que es dueño de miles y miles de hectáreas que tienen, en unas 70 familias, acumuladas casi el 90% de las riquezas de Jujuy. Esa gente tiene la más absoluta impunidad para moverse: tienen tierras con pueblos adentro, son feudos en el Siglo XXI». «Y esa impunidad, cuando se encuentra con Milagro, que es contestataria, reaccionaria, jetona pero, por sobre todas las cosas, es mujer, toda esa voracidad de ese poder real de los Blaquier y los Morales se ponen de acuerdo para destruirla», completó.
Para el director, «a Milagro no la matan por la militancia en derechos humanos de los últimos años y la mirada de los organismos internacionales no lo permiten, sino la matarían». «En Jujuy, como en muchos lugares del país, se ha inoculado un veneno a partir de una lucha de pareceres y han construido la predisposición social para que eso pase. Entonces, Milagro tiene que luchar contra todo lo que se dice de ella y después, encima, luchar por ella, que son dos batallas gigantescas», añadió.
En este sentido, explicó que «en la película hacemos referencia directa a quiénes son los dueños de la provincia y quiénes conforman el poder real: Gerardo Morales es un capataz del poder real que sin el brazo judicial y mediático no hubiese podido mantenerse nunca».
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